BUENOS AIRES (AP) — La agencia de venta de automóviles de Carlos Avoguadra está poco iluminada y sin clientes. Su dueño está igualmente desolado: desde que el inesperado resultado en las primarias presidenciales causó una abrupta devaluación del peso argentino no concreta operaciones ni sabe cuándo lo hará.
Avoguadra, de 70 años, es uno de los tantos pequeños empresarios sumido en las dudas tras el cimbronazo que produjo en los mercados la aplastante victoria del populismo el domingo y la percepción de que tiene casi asegurado un triunfo en las elecciones generales de octubre.
“Nos despertamos el lunes con el dólar a unos precios siderales, con desazón y por supuesto no se puede cerrar ninguna operación”, dijo Avoguadra el martes a The Associated Press.
Tras la sorpresiva ventaja en las primarias del opositor kirchnerista Alberto Fernández, muchos propietarios de pequeñas empresas que vienen siendo golpeados desde hace un año y medio por una profunda crisis se sienten desconcertados y temerosos acerca del futuro.
Fernández, que va acompañado en la fórmula por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), obtuvo 47,65% de los votos mientras que el conservador presidente Mauricio Macri alcanzó 32,08%, lo que lo ceja casi sin chances de revertir el resultado y lograr ser reelecto en las generales del 27 de octubre.
El dólar cerró el martes en promedio a 58,04 pesos por unidad en bancos y casas de cambio desde los 58,25 de la víspera, cuando se devaluó más de 25% respecto del cierre del viernes.
Avoguadra señaló que en su sector y otros de la economía estas sacudidas del mercado cambiario, sumadas a la incertidumbre política, terminan incidiendo en los precios, que pueden remarcarse en cuestión de horas.
Asimismo, los productos quedan virtualmente sin precio mientras los comerciantes calculan hasta dónde puede escalar la divisa estadounidense y cuánto puede remarcar para no perder margen de ganancia, lo que paraliza las ventas.
La abrupta devaluación de la víspera le impidió a Avoguadra cerrar la venta de un automóvil por un millón de pesos (17.241 dólares al cambio del martes) porque la concesionaria automotriz decidió rever el precio.
Días atrás Avoguadra había tomado de su cliente una reserva y la había dejado en la concesionaria “de una marca muy importante”. “La pauta era cancelar el pago del auto el miércoles... pero a raíz de todo lo que pasó ayer me comentan en la concesionaria que la operación no se puede llevar a cabo y me ofrecieron devolver la seña”, explicó.
El hombre, que desde hace meses viene sufriendo la abrupta caída del consumo, se ha planteado bajar la persiana. “Me tocó pasar varios momentos difíciles. Como éste, ninguno... La idea es, quizás, cerrar el negocio o dedicarme a otra cosa”, dijo.
Muchos precios de los productos argentinos están atados al valor del dólar por el costo de los insumos importados y del combustible utilizado para transportarlos, que se incrementa según la variación de la moneda estadounidense.
En el país sudamericano una disparada del billete verde viene siempre acompañada de un recalentamiento de la inflación, que en 2018 fue de 47,6%, luego de una fuerte depreciación del peso en medio de una crisis económica. Con el salto que dio el dólar en las últimas horas, la proyección de inflación de 40% para este año está siendo revisada al alza.
Matías Carugati, jefe de Economía de la consultora Management & Fit, indicó a AP que en dos días “los costos aumentaron 25% porque están atados al dólar” y “lo que hicieron muchas empresas es dejar de vender mercadería, quitar precios, porque no saben cuánto va a ser el costo de reposición”.
Esa actitud responde, afirmó, a que “el empresario argentino es un superviviente y está muy acostumbrado a tener conductas defensivas” tras las cíclicas crisis económicas.
Por otro lado, es un “amante del dólar” al que toma como “una moneda de valor que nos resguarda frente a la inestabilidad”.
Alejandro Nigro, dueño de un negocio de venta de pastas, dijo a AP que está a la espera de que el mayorista que le vende harina le notifique el aumento del valor del producto.
“Con lo que acaba de pasar en algún momento va a venir la noticia de que va a llegar el aumento. La harina siempre se maneja con el precio internacional en dólares”, señaló el comerciante de 50 años.
Detalló la sucesión de dificultades que desata la devaluación. “Se disparan las cosas, tenés que aguantar, esperar, mantener los precios hasta donde más podes, achicar los márgenes (de ganancias) y cuando no aguantás más, tenés que tocar el precio. Lamentablemente es así”, sostuvo.
La devaluación estuvo acompañada la víspera de una caída del 38% del índice Merval, que concentra las acciones líderes de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, mientras un tercio de las empresas argentinas que cotizan en Estados Unidos perdieron la mitad de su valor por el temor del mercado a que el candidato opositor reinstale las políticas de intervención en la economía que marcaron el gobierno de Fernández de Kirchner.
Carugati apuntó que “por más moderación que Alberto Fernández plantee en sus discursos y en sus actos, cuando haya algún tipo de conflicto va a prevalecer la visión más ortodoxa que es la de Cristina”.
Por ello, indicó el economista, los argentinos convivirán con la volatilidad financiera provocada por la “incertidumbre respecto de que pasará después de las elecciones” de octubre. AP