
La suspensión de vuelos del 737 MAX, que se produjo tras dos accidentes mortales, forzó a la empresa a congelar la producción de la aeronave por primera vez en más de 20 años y llevó a salida del presidente ejecutivo Dennis Muilenburg.
“Admitimos que tenemos mucho trabajo por hacer”, dijo David Calhoun, nuevo jefe de Boeing, en un comunicado.
En otro factor negativo, la demanda por su avión más grande y rentable -el 787 Dreamliner- se ha marchitado por efectos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, lo que obligó a la compañía a reducir la producción y afectó el flujo de caja en momentos en que acumula cada vez más deudas.
Boeing Co, que estaba produciendo 14 naves 787 Dreamliner por mes, dijo en octubre que esperaba bajar el ritmo de fabricación hacia fines de 2020 a 12 unidades por mes, ante una caída de las órdenes de China.
Ahora, la compañía prevé que la producción disminuirá a 12 unidades del 787 Dreamliner por mes hacia inicios del 2021.
El mayor fabricante de aeronaves comerciales del mundo reportó un flujo de caja negativo de 2.670 millones de dólares en el cuarto trimestre finalizado el 31 de diciembre, comparado con el saldo positivo de caja de 2.450 millones de dólares en el mismo periodo del año anterior.
Las pérdidas operativas estructurales llegaron a 2.530 millones de dólares, o 2,33 dólares por acción, frente a una ganancia de 3.870 millones de dólares, o 5,48 dólares por papel, de un año atrás.
El consenso de los analistas estimaba una ganancia de Boeing de 1,47 dólares por acción para el cuarto trimestre. El resultado negativo impactó inicialmente en los futuros de acciones en Wall Street, que recortaron ganancias tras la publicación del informe. reuters