Los fondos que los emigrantes envían a sus países de origen, conocidos como remesas y considerados una importante fuente de ingresos para las naciones en desarrollo, crecerán este año tras caer dos años consecutivos, anticipó el martes el Banco Mundial.
Esas transferencias de efectivo a países de ingresos medios y bajos se encaminan a aumentar un 4,8% en 2017, hasta alcanzar los 450.000 millones de dólares.
México, en particular, alcanzaría un récord de 31.000 millones de dólares, según el reporte del BM. (México recibirá 30.5 mil millones de dólares en remesas en 2017: BM)
La expansión económica en Rusia, Europa y Estados Unidos permitirá que los inmigrantes y sus familias envíen cantidades cada vez mayores de dinero a África subsahariana, Europa, Asia Central, América Latina y el Caribe, indicó el estudio.
Pero el crecimiento será moderado para Asia oriental y Asia meridional. Con la caída de los precios del petróleo, los países del Golfo, tradicionalmente emisores de remesas, están gastando menos, desalentando el reclutamiento de trabajadores extranjeros.
"Las remesas son un salvavidas para los países en desarrollo", dijo en un comunicado Dilip Ratha, autor principal del informe sobre migración y desarrollo del BM.
"Esto es particularmente cierto después de desastres naturales, como los recientes terremotos en México y las tormentas devastadoras en el Caribe".
Pero el costo de mandar dinero a casa sigue siendo alto. Enviar 200 dólares costaba un 7,2% en promedio en el tercer trimestre de este año, muy por encima de la meta del 3% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible acordados por la ONU en 2015, según el informe.
Ratha instó a los países a reducir los costos asociados con las remesas.
Las relaciones exclusivas entre los servicios postales y las compañías de transferencia de dinero elevan los precios, dijo, en tanto las estrictas normas de lavado de dinero también son barreras para bajar el costo de las remesas.
En 2017, además del récord de remesas que se espera en México, India se encamina a convertirse en el principal receptor en 2017, con 65.000 millones de dólares; seguido por China, con 61.000 millones; y Filipinas, con 33.000 millones.
El Banco Mundial prevé que las remesas dirigidas a países de ingresos bajos y medianos aumentarán un 3,5% el próximo año.