
Los fabricantes de China están haciendo frente a una ralentización de la demanda en el país y en el extranjero, mientras que la fuerte subida de los aranceles de Estados Unidos anunciada en mayo amenaza con pulverizar unos márgenes de beneficio ya estrechos, lo que refuerza el argumento de que Pekín necesita anunciar más medidas de estímulo en breve.