En una conferencia de tres días en San Diego sobre una serie de temas económicos, destacó uno entre todos: la visión convencional de los bancos centrales —en la que el bajo desempleo produce una inflación no deseada que las autoridades a cargo de la política monetaria pueden contrarrestar con alzas de las tasas de interés— está muy erosionada, si no completamente rota.
No solo conviven un desempleo bajo y una inflación débil, sino que las tasas de interés mundiales están estancadas en niveles muy bajos, y es tan improbable que suban que la Reserva Federal y otros bancos centrales pueden entrar en la próxima recesión con poco margen para recortarlas antes de llegar a cero y tener entonces que recurrir a otras estrategias.
La Fed se encuentra en medio de una amplia revisión de su estrategia de política monetaria que concluirá a finales de este año. Actualmente se considera que la economía marcha bien, y que es poco probable que se produzca una recesión a corto plazo, lo cual es un buen momento, según los representantes, para introducir cualquier cambio.
La conferencia produjo una gran cantidad de ideas, incluyendo un llamado del expresidente de la Fed Ben Bernanke a hacer que las herramientas de política monetaria antes consideradas como no convencionales sean una parte permanente del arsenal del banco central.
Con ello, las tácticas utilizadas para contrarrestar la crisis financiera de 2007-09, entre ellas la compra de bonos, se convertirían en una parte fundamental de la lucha contra la recesión de la Reserva Federal.
Teniendo en cuenta que la tasa de referencia de los Fondos Federales probablemente no aumente mucho más del 2% o 3%, y que actualmente está considerablemente por debajo de dichos niveles, la Fed no tendría suficiente “munición” para luchar contra la próxima recesión, dijo.
El domingo, la expresidenta de la Fed Janet Yellen pidió mejores herramientas para la regulación financiera, argumentando que el banco central podría dejar tranquilamente las tasas de interés en niveles bajos, impulsando así el crecimiento del empleo y los salarios, si tiene la cofianza en que se pueden utilizar otros métodos para garantizar que la actual era de dinero fácil no conduzca a un derrumbe del crédito y, en última instancia, a situaciones peores.
Aunque esta opción sería políticamente delicada en Estados Unidos, otros países han puesto límites más estrictos al crédito hipotecario, por ejemplo, para evitar que las bajas tasas de interés fomenten los préstamos de riesgo.
“Tales herramientas son necesarias aquí para liberar la política monetaria y que se centre” en los objetivos centrales de la Reserva Federal, que son el máximo empleo y unos precios estables, dijo Yellen.
La presidenta de la Reserva Federal de Cleveland, Loretta Mester, dijo a Reuters que si hay una pregunta que inquieta a los responsables de las políticas de la Fed, es hasta qué punto están dispuestos a continuar asumiendo riesgos en el futuro a cambio de los beneficios que los trabajadores están recibiendo hoy en día.
La preocupación de que los bajos costos de los préstamos puedan alimentar excesos financieros fue uno de los argumentos que algunas autoridades de la Fed presentaron el año pasado contra los tres recortes de las tasas de interés del banco central.
Finalmente, el presidente de la Fed, Jerome Powell, y la mayoría de sus colegas consideraron que los mercados financieros mostraban pocas señales de advertencia de una creciente inestabilidad y creen que los recortes de las tasas podrían amortiguar los efectos de la ralentización del crecimiento mundial y el impacto de los aranceles comerciales en la economía estadounidense. Reuters