TOKIO (Reuters) - La agenda económica del primer ministro japonés, Shinzo Abe, comenzó a perfilarse tras su contundente victoria electoral, poniendo el foco en convencer a las empresas para que suban los salarios y mantener la recuperación con políticas fiscales y monetarias.
El miércoles se empezaron a conocer detalles de los planes de las autoridades para presionar a las compañías para que usen sus grandes reservas de efectivo para mejorar los salarios, así como iniciativas para cambiar los objetivos de prudencia fiscal, una señal de que Abe seguirá priorizando el crecimiento sobre la austeridad.
Aunque el gobierno no tiene planes inmediatos para embarcarse en grandes gastos, la promesa del Banco de Japón (BoJ, por sus siglas en inglés) de mantener los costos del préstamo virtualmente a cero con su política ultralaxa permitirá a los legisladores aplazar las medidas para controlar la gran deuda pública del país, dijeron analistas.
“El gobierno quiere que el BoJ mantenga el ‘statu quo’ y ayudar a la economía con políticas ultralaxas”, dijo Hiroshi Shiraishi, economista senior de BNP Paribas Securities.
“Mientras tanto, las alzas de los salarios serían cruciales para generar inflación y un ciclo económico positivo. El gobierno ha tenido poco éxito hasta la fecha, pero no es una mala idea dejar clara su resolución de impulsar los sueldos”, agregó.
Como la inflación está lejos del objetivo del 2 por ciento, lo más probable es que el BoJ mantenga estable su política monetaria en la revisión de tasas de la próxima semana y subraye su resolución de mantener abierto su grifo monetario.
La coalición gobernante de Abe logró una sólida victoria en las elecciones generales del domingo, impulsada por sus promesas de campaña de invertir con más fuerza en educación y cuidado de la infancia.
Para animar un mayor crecimiento, el gobierno estudia ampliar las exenciones tributarias a las firmas que suban los salarios, para lograr un alza general del 3 por ciento en los sueldos, dijeron fuentes a Reuters. Esa cifra superaría el aumento cercano al 2 por ciento en los salarios de las grandes compañías en 2017. Abe