LONDRES (EFE Dow Jones)--El Banco de Inglaterra ha enviado varias señales de que se dispone a subir las tasas de interés por primera vez en más de una década, quizá en noviembre, ahora que la inminente salida de Reino Unido de la Unión Europea ejerce presión sobre la economía de maneras muy complejas.
El banco central británico recortó las tasas en agosto de 2016 y los situó en el nuevo mínimo histórico del 0,25% como parte de un paquete de medidas diseñadas para proteger a la economía de cualquier efecto derivado de la decisión de los británicos de divorciarse de la UE en el referéndum celebrado dos meses antes.
Desde agosto de ese año, los miembros del banco central, liderados por su gobernador, Mark Carney, han dicho que prevén empezar a encarecer el dinero de manera gradual en Reino Unido "en cuestión de meses" para contener la inflación. Muchos economistas prevén que la primera subida de tasas se podría producir en noviembre.
Uno de los factores que están moviendo el debate político es el "Brexit", previsto para 2019. La fuerte depreciación que ha sufrido la libra desde que los británicos decidieron abandonar la UE ha acelerado la inflación por encima del objetivo del Banco de Inglaterra del 2%. Los miembros de la institución dijeron en un principio que esperaban que la inflación se ralentizase hasta alcanzar ese objetivo a medida que fuera desapareciendo el efecto de las tasas de cambio, pero sus previsiones más recientes sugieren que las presiones inflacionistas podrían persistir.
El motivo de ello es la perspectiva de que el "Brexit" está llevando a las empresas a aplazar sus inversiones, reduciendo la capacidad de la economía de producir bienes y servicios sin acelerar la inflación. Mientras, el desempleo ha alcanzado niveles mínimos de cuatro décadas, erosionando la mano de obra no aprovechada en el mercado laboral que podría haber contribuido a controlar los precios.
El Banco de Inglaterra parecía dispuesto a endurecer su política monetaria en varias ocasiones durante los últimos años, pero no ha podido hacerlo por motivos inesperados. Algunos economistas creen que la institución esperará un poco más, quizá hasta febrero, antes de considerar cambiar su política para ver si la economía evoluciona en línea con lo que prevé. BCI