Fráncfort (Alemania), 17 ago (EFE).- El Banco Central Europeo (BCE) está preocupado por la fortaleza del euro, que ha llegado a 1,19 dólares, y quiere evitar mandar señales prematuras sobre los próximos movimientos de su política monetaria que empeoren las condiciones financieras y entorpezcan el crecimiento.
Así se desprende de las actas de su última reunión de política monetaria, celebrada el 20 de julio y en la que no anunció nada nuevo en contra de lo que preveían los mercados, que esperaban un paso más en la reducción de los estímulos monetarios.
El BCE reconoce en las actas que el crecimiento económico de la zona del euro "se fortalece", apoyado por unas condiciones financieras muy favorables, que, a su vez, dependen de su política monetaria muy expansiva, pero insiste en que la inflación es débil.
"El Consejo de Gobierno necesitaba ganar más espacio y flexibilidad política para ajustar política y el grado de expansión monetaria, si y cuando fuera necesario en cualquier dirección", según el documento.
"Se consideró primordial en este momento evitar mandar señales que pudieran tender a una sobreinterpretación y pudieran resultar prematuras", dice el BCE respecto a las deliberaciones de su Consejo de Gobierno en la última reunión.
"Hubo acuerdo entre todos los miembros en mantener todos los elementos de la guía de la política monetaria", añaden las actas.
El Consejo de Gobierno acordó discutir en otoño el futuro de su política monetaria y su estrategia sobre las compras de deuda pública y privada que acomete desde marzo de 2015.
El BCE confía en que la inflación llegará de forma gradual a su objetivo, que es una tasa cercana pero por debajo del 2 %, pero todavía no observa dinámicas inflacionistas más fuertes y muestra preocupación por la apreciación del euro, que podría dificultar lograr este objetivo.
La tasa de inflación interanual en la eurozona se mantuvo en el 1,3 % durante julio con respecto al mes anterior.
El BCE considera que todavía es necesaria una política monetaria muy expansiva para que suba la inflación subyacente, que descuenta los elementos más volátiles como la energía y los alimentos frescos.
"Respecto a los tipos de cambio, aunque se destacó que la apreciación del euro hasta ahora podría ser vista en parte como el reflejo de cambios en datos fundamentales en la zona del euro 'vis-à-vis' el resto del mundo, se expresaron preocupaciones sobre el riesgo de que el tipo de cambio se exceda en el futuro", según las actas.
"En general, las condiciones financieras apoyan la expansión económica, aunque el ajuste en algunos segmentos del mercado financiero, en particular en los mercados de divisas y de bonos, han creado algún deterioro desde la reunión anterior" de comienzos de junio, añade el BCE.
El euro se ha apreciado desde comienzos de año porque se han despejado dos factores que lo habían hecho depreciarse: la incertidumbre política, que había comenzado con el referéndum en el Reino Unido sobre su pertenencia a la Unión Europea, y que los tipos de interés no hayan subido en EEUU tan rápido como se esperaba.
Los mercados esperaban que los tipos de interés tenían que ser más elevados en EEUU que en otros sitios dada la agenda de política económica de la Administración estadounidense.
"Las actas de la reunión del BCE señalan que es improbable que el Consejo de Gobierno vaya a tolerar una apreciación continuada del euro", comenta el analista de Commerzbank Michael Schubert.
Aunque también se desprende que el BCE "puede vivir con el reciente endurecimiento de las condiciones financieras debido a la apreciación del euro y una subida de las rentabilidades en el mercado de bonos, porque reflejan que mejoraron las condiciones macroeconómicas y los datos fundamentales en la zona del euro, según Schubert.
Los mercados esperan que el BCE, que va a comprar hasta finales de diciembre deuda por valor de 60.000 millones de euros mensuales, dé señales en algún momento de una reducción de los estímulos monetarios. EFE