Las nuevas normas, aprobadas días atrás por el Congreso, son el último brochazo a una reforma a ese sector votada el año pasado con la cual la segunda economía de Latinoamérica intenta sacudirse el rezago en acceso a telefonía, internet y contenidos frente a competidores y socios regionales.
"Esta reforma promueve mayor competencia, más y mejores condiciones, mayor cobertura y calidad de los servicios, así como menores tarifas y costos", dijo Peña en un discurso antes de firmar la promulgación de las leyes, que deben ser publicadas en el Diario Oficial.
La reforma ya comenzó a surtir efectos aún antes de entrar en vigencia. La semana pasada América Móvil, la líder del mercado local de telecomunicaciones que controla Slim, anunció que buscará reducir su tamaño para librarse de las reglas más estrictas a las que quedará sometida.
Slim dijo el jueves a Reuters que espera que una venta de activos en México se lleve a cabo pronto, y que la firma, que actualmente controla un 70 por ciento del mercado de telefonía móvil y la mayor parte del de telefonía fija, pueda comenzar a ofrecer nuevos servicios que actualmente tiene restringidos.
La nueva ley también endurece algunas reglas para la gigante de medios Televisa, de Azcárraga, que es acusada de ser un poder hegemónico en televisión y que será obligada a ofrecer sus contenidos de TV abierta sin costo a operadores de TV de paga y a abrir partes de su infraestructura a otras cadenas televisivas.
Críticos aseguran que en la práctica las leyes no serán tan duras con Televisa, que tiene más del 60 por ciento de la audiencia de TV abierta de México, pues podría permitirle continuar su expansión en otros negocios como TV de paga.
La promulgación de las leyes de telecomunicaciones abre la puerta para que los legisladores continúen con la discusión de las normas secundarias de una reforma energética, la pieza clave del proyecto de reformas de Peña Nieto, que podrían ser aprobadas en el Senado esta semana.
La iniciativa energética contempla la apertura del sector de petróleo y gas de México a la inversión privada después de un monopolio estatal de 75 años, en busca de revitalizar el magro crecimiento económico del país.
